2.16.2010



Onironauta



Despierto,

alguien me reclama
que no pudo dormir
mientras yo me movía en la cama de un lado a otro.
Me reclaman que por la noche
me pase de la cama
a un bosque,
a un desierto,
a chihuahua,
donde mi familia vive.


Le molesta que me mueva mientras hablo con mi hermano,
mientras abrazo a mi madre,
mientras le canto a mi sobrino.
Que no me mueva
mientras corro por un jardín enorme con flores,
que poco a poco se transforma en desierto,
donde cadáveres suplen a las flores,
donde el sonido de pájaros,
se vuelve un llanto lejano,
de personas que no se ven (que no las ven).
Y yo me muevo y me muevo,
como una queja,
como si con mi movimiento,
hiciera como las olas,
que reacomodan las aguas en el mar.
Después me encuentro sola,
moviéndome,
y este movimiento lo cambia todo,
aparece una luz que me abraza,
que me protege de la noche,
con ella llega el reclamo
que aparece como gran cierre,

como recordatorio de que no estuve ahí,
que el desierto,
el llanto
y la culpa
viven en mi.



No hay comentarios:

Publicar un comentario